There's a front page article in Mi Zona Hispana that focuses in on supermarkets. The thrust of the piece is that poorer people are the most impacted, their pocket books as well as their health, when supermarkets disappear: "Un triste fenómeno se está reportando: en las zonas menos privilegiadas de la ciudad handisminuido los grandes almacenes, debido a alzas en los costos. Además de desempleo, la caída alerta sobre problemas de salud al afectar el consumo de alimentos frescos."
As Mi Zona points out, over three million New Yorkers lack access to the fresh produce that supermarkets are uniquely able to supply them with: "Medio millar de almacenes que abastecían a vecindarios de familias de bajos recursos han cerrado recientemente en la ciudad.
Hoy, tres millones de neoyorquinos viven en áreas con limitado acceso a alimentos nutritivos."
And as we have pointed out, this supermarket shortage, particularly in East Harlem where six markets have closed, effects the elderly the most: "Con dificultad, la mexicana DoloresGarcía, residente de EastHarlem,maneja su carritode compras del supermercado. Cargar leche, carnes, frutas y verduras ya no es algo que esta señora de 62 años pueda hacer sin la ayuda del carrito.Y menos desde que cerraron el supermercado cerca de su casa a principios de este año. La señora García tiene que caminar diez cuadras para encontrar un lugar decente donde comprar sus alimentos frescos."
Clearly, the city needs to act to lower the operating costs of supermarkets, and where necessary incentivize their ability to locate in the city's low income neighborhoods. If it doesn't, the Delores Garcias of the city are going to continue to suffer.